
CARTA DEL CAPELLÁN
Queridos hermanos y hermanas:
Es todo un honor y un privilegio poder dirigirme a ustedes, pues las cofradías y hermandades no sólo se viven durante una semana al año, sino que nos preparamos para este gran momento durante todo el año. Por lo tanto, la “Semana Santa”, no sólo traspasa nuestro ámbito visual, sino que toca lo más profundo de nuestro corazón. Os propongo pararos a pensar unos instantes sobre la importancia de nuestra cofradía. ¿Hay alguna cofradía que saque tanta ilusión a la calle? ¿Hay alguna cofradía que aparte de contar con hermanos en la misma cuente con toda la participación del pueblo zamorano y todos los que vienen de fuera? ¿No seremos nosotros la cofradía más numerosa de todas?
La grandeza de cada tarde de Domingo de Ramos está en encontrarnos miles de niños y niñas con cara de felicidad, acompañados de sus padres con sus palmas y ramos de olivo, junto con los hermanos y hermanas que llevan todo el año esperando para ponerse la túnica, es algo difícil de describir porque va en la vivencia de la fe de la persona.
Este año es especial, la Iglesia Católica celebra el Jubileo de la Esperanza, lo hace cada 25 años, en este caso, comenzó el pasado 24 de diciembre de 2024 con la apertura por el Santo Padre de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro del Vaticano en Roma. Nosotros en nuestra diócesis también tenemos la ocasión de celebrarlo, y entrar por las puertas de la esperanza. Este año 2025, es una buena ocasión para que acompañemos a Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, entrar con él en Jerusalén, este año significa entrar por las puertas de la esperanza a la Jerusalén celeste para celebrar el acontecimiento más grande del año como es su pasión, muerte y resurrección.
La esperanza está presente en nuestra vida, y en los momentos difíciles, cuando fallece una persona querida escuchamos en la plegaria eucarística “Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección”, pero también cuando gozosos esperamos el nacimiento de Jesús, “Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor”, de la Pascua del nacimiento de Jesús pasamos a la Pascua de la Resurrección, que tenemos el privilegio de inaugurar nosotros con esta solemne procesión de Jesús entrando en Jerusalén.
Desearos un fructífero tiempo de Cuaresma, que nos preparemos de la mejor manera para celebrar y conmemorar el misterio de la salvación humana. Como cofrades tenemos una labor muy importante en la vida de la Iglesia, y no nos quedamos a un lado de la misión de llevar a Jesús al mundo. ¡Muy feliz Semana Santa!